Hasiera > Artikuluak > 2004 > Gastrosofía (2004-12-30)
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Jakue Pascual - Sociólogo

Gastrosofía

La ciencia de los apetitos, los gozos y los sentimientos. En ella se funden el conocimiento y el placer por la comida, la bebida, el erotismo, la música y el viaje. La manzana tienta. Abraham invitó a Dios a un festín. Moisés halló el maná. Salomón y la reina de Mokha se entregaban a la pasión en la Cámara del Vino. Judit y Salomé asesinaron a sus enemigos en un banquete de sangre. Y Jesús denunció al potentado de Caná que escondía su mejor caldo y a aquéllos que no reparten sus panes y peces, ofreciéndose él mismo como alimento.

Hay banquetes en favor de los dioses o en recuerdo de los difuntos. Esquilo narra cómo se riega la sepultura con vino. Platón departe sobre la sensualidad perfecta y El Banquete acaba en desenfreno. Estrabón describe a los vascos celebrando alegres una fiesta, con músicos tañendo y bardos que pugnan con bertsos. Exceso y extravagancia en el vomitorium romano. El Satiricón Petronio marca estilo con su arte del goce. Ubres de cerda y cuello de jirafa. La sorpresa se asoma al vientre y se convierte en circo.

Los monjes rehúsan el pescado para no despertar la libido. En el castillo se asan corderos pré-salé y Marco Polo comercializa la pasta. La inquisición acecha y la pimienta verde o el higo están bajo sospecha. El clarín regula la mesa de Thomas More. Gargantúa y Pantagruel instalan en la narrativa una república de los sentidos y Rabelais se exilia a Nafarroa.

Los espermatozoides del Rey Sol son alentados con trufas. Voltaire se pasa al café al alba de la revolución. Espárragos Pompadour. Napoleón utiliza al cocinero Réchaud para espiar. La Santa Alianza sirve aderezo a la Metternich. Rossini no comparte las sardinas de Gascuña. Brillat-Savarin escribe la Fisiología del gusto. Y Sade sistematiza las digestiones y dispone su saber culinario en aras de la máquina de placer.

En el falansterio, Fourier estructura las leyes de la armonía azucarada y su socialismo de gaseosa, compota y chocolate. Engels convida a su mesa a socialistas de todas las tendencias y elabora un inmenso plumpudding para obsequiar por navidades a los camaradas. Los últimos comunistas de Caoba comparten mendrugos y vodka. Y Hakim Bey propone crear situaciones en el party, para favorecer modos pasionales libertados de la economía política del gusto. La desconfianza impera entre las sombras de la hamburguesería.

Cuentan los anales carlistas que la tortilla de patatas adquiere con Zumalakarregi carta de naturaleza y que la cebolla la añadieron los guiris. Como dice Pepe Carvalho: Un pueblo que no degusta sus alimentos tiene un problema de identidad. ¡Salud!

 

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