Hasiera > Artikuluak > 2003 > La línea de la fortuna (2003-08-07)
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Jakue Pascual - Sociólogo

La línea de la fortuna

El calor aviva el ensueño, «vivimos como niños perdidos aventuras incompletas». Frente al tórrido océano observamos a Corto Maltés, aquel marino de cómic que se tatuó la suerte en su mano. Aventurero anarquista, cazador de tesoros, ha transitado las convulsiones precursoras del fin de la historia.

Conoce a Jack London en Port-Arthur y se embarca en busca de la Clavícula de Salomón. Por azar de motín, gana Argentina y conoce a Butch Cassidy, el último forajido. Se topa en Ancona con un portero de hotel, que esconde tras el alias Djougatchvili al camarada Stalin. En Trieste coincide con James Joyce y salva al periodista John Reed de una injusta acusación a bordo del Bostonian. Para entonces, la policía zarista, Okrana, maneja informes que le tachan de terrorista.

Se convierte en pirata en una isla que no está en los mapas, hasta que la guerra lo devuelve al Caribe, donde un informe de la inteligencia americana le hace responsable del fracaso de su intervención en Costa Mosquito. Recorre estas costas en compañía de Steiner, colega de Freud, bailando la samba de os cangaeiros, hasta la dorada ciudad de Cíbola. Se presenta en Irlanda apoyando la insurrección irlandesa. De vuelta a Africa, ayuda a Lawrence de Arabia a conquistar Durban a los turcos y asiste con el dancalo Cush y los hombres leopardo al preludio del anticolonialismo africano, perse-guido por el espectro de Rimbaud hasta el reino de Saba.

La presencia de Corto junto al secretario de Trotski será desvelada por el comisario Kesten en plena purga estalinista. Corto ayuda a Hans Khale a escapar de Alemania tras el fracaso consejista. Regresa a Venecia, donde convergen las fuerzas de la cruz teutónica, la rosa y el camello, en un momento en el que el fascismo despunta. Un informe de E. Hoover insinúa la conveniencia de eli-minarlo durante su estancia con Zapata en Morelos. Pero ya Corto está más interesado en rastrear el oro de Alejandro Magno.

En 1923 colabora con los solidarios de Durruti. Conoce a Herman Hesse en Suiza. Corto busca continentes perdidos, la Atlántida y Mü, que unieron el mundo antaño. Y al poco se le ve con Sandino. En 1936 se alista con las Brigadas Internacionales y desaparece, según comunican a Dashiel Hammett.

Corto se esfuma como el calor en el sueño. La CIA suspende su detección en 1981, le supone muerto. La última referencia de él data de 1965: está mirando el mar en alguna costa escondida como si el enigma de la aventura del tiempo entretejiera el mito, la ficción y la historia.

 

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