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Jakue Pascual - Sociólogo

Duda metódica

En estos tiempos de apariencias, lo más sensato es cuestionar la propia cordura. ¿Y como no hacerlo, si un compañero me jura y perjura que Roosevelt va estaba muerto en la famosa foto de la Conferencia de Yalta, aquélla en la que los vencedores de la Segunda Guerra se repartieron el mundo...? - Fíjate bien, es un fiambre maquillado-. Eso es lo que indicó el guía turístico en la residencia que el «padrecito» Stalin tenía en Berlín. El dato era suficiente para activar el post festum de mi febril conciencia veraniega y ya imaginaba una mano oculta tirando de los hilos del brazo inerte del trigésimo segundo presidente de los Estados Unidos mientras firmaba imponentes acuerdos en los que, pueblos enteros, desparecían del mapa y el globo terráqueo se fracturaba en dos.

Certezas de niñez, marcadas por imponderables, que estallan fulminadas por las dudas surgidas en torno al atentado de Kennedy y el asesinato de Oswald batido a tiros por un policía chalado, imponiendo así un final imposible a la solución de cualquier trama. Ya en 1969, cuando los infantes recitábamos la trinidad de los astronautas que hollaban la luna, hubiéramos arrojado la primera piedra contra cualquiera que hubiera osado lanzar mentiras tales como que la huella impresa sobre el polvo del satélite no era más que un montaje de estudio. Mi fe en la tecnología se vino abajo al asimilar el hipotético engaño, y sólo la rescató el reto de mantener conversaciones serias en código telemático.

Recelos como los que confluyen según Thierry Meissan- en la impostura del objeto volante que impactó en el Pentágono el aciago día en que las Torres Gemelas se desplomaron.

Pero en el espectáculo de las aparencias hispanas, la reticencia recae en lo chusco de nuestros famosos. Una duquesa, al alba, acusa de salvajes a dicharacheros reporteros posmodernos, argumentando que esto que vivimos no es una verdadera democracia. Perplejo aún, hago memoria de los comentarios de un adalid provinciano del pepé propenso al chiste, en los que acusó a Ibarretxe & company de los niveles de contaminación existentes en el litoral vasco por no haber acometido una limpieza tras el desastre del Prestige. Y ya, para no ser menos, los Franco cambian la tediosa y anticuada profesión del espadón con rosario por la de DJ posthippie que hace más divertida la vida en familia con relaciones publicas masticables. Ya decía La Polla en 'Radio Crimen', todo es como debe ser, todo va como tiene que ir... No te fíes más, ni de ti ni de los demás.

 

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