Hasiera > Artikuluak > 2002 > NT7: comienza la cuenta atrás (2002-08-10)
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Jakue Pascual - Sociólogo

NT7: comienza la cuenta atrás

¡Podemos desaparecer! Los astrofísicos indican la factibilidad de que un enorme asteroide impacte sobre la esfera terráquea. Siempre la roca que viene del cielo. Una tras otra, desde el principio del tiempo humano, las piedras que chocan produciendo fuego; fuego en su doble arquetipo creador y destructor de lo común. Una masa de once mil millones de toneladas, en órbita terrestre, que amenaza con chocar sobre nuestras cabezas.

Desde que NT7 surgió en el horizonte vital, las visiones apocalípticas asaltan los bastiones del entendimiento de las personas razonables con innumerables preguntas de respuestas siempre pospuestas. ¿Dónde impactará? ¿Será suficiente con subir a Peñas de Aia para evitar ser arrastrados por un Tsunami o Bilbo será asolado por los terremotos? ¿El imperio mandará a Bruce Willis para pulverizarlo, como en Armaggedon, lo bombardeara con misiles nucleares o desistirá en su intento de salvar a la humanidad? ¿Desaparecerá toda la especie humana, se volverá a la Edad de Piedra o asistiremos a una nueva Edad Media con señores feudales que se disputarán los despojos estatales y transnacionales?

Y entonces, ¿qué ocurrirá con los vascos, uno de los pueblos que se talla a si mismo desde la Edad de Piedra? ¿Conseguirán cumplimentar definitivamente el Estatuto (es decir, Madrid será capaz de respetar lo que pacta)? ¿Se podrá superar este marco anómico, expresión del desfase existente entre los fines autodeterminativos deseados por una gran mayoría de los vascos y los medios efectivos para obtenerlos a lo largo de cuatro legislaturas o el Imperio hollará con sus botas el espacio que nos define?

Los vascos siempre hemos sido bastante desmedidos en nuestros devenires. Y si aventuramos posibles inevitables, eso es porque hemos decidido construirnos a nosotros mismos de la única manera razonable, esto es, mediante la argamasa y el cableado solidario articulando a las neuronas y el silicio de las diversas singularidades que componen la carne del verbo que quiere hacerse a sí mismo como pueblo. Un circulo mágico de piedras en cuyo interior prende la llama de la voluntad común, invocando los deseos de seguir juntos. Por eso bombardearon Gernika, y no por otra cosa, porque poseíamos símbolos, como el árbol de la materia y la piedra que da energía, conectores ambos entre lo que está arriba -el fuego que viene del cielo- y lo que se halla bajo la piedra que nos sostiene. Historias esotéricas de vascos frente al ocultista odio nazi de las que hablaremos otro día, mientras esperamos, con los irreductibles de Armorica, a que el cielo no caiga sobre nuestras cabezas

 

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