Hasiera > Artikuluak > 2002 > La geopolítica de Fu Manchú (2002-08-24)
E-posta Inprimatu PDF fitxategia

Jakue Pascual - Sociólogo

La geopolítica de Fu Manchú

Un recuerdo -extraído de las intensas sesiones infantiles de cine parroquial- me asedia, haciendo que la memoria juegue en el tablero de los laberintos y se olvide tanto de las causalidades determinantes que imponía la llegada del Séptimo de Caballería como de los azares milagrosos que utilizaban las hadas y demás entes fantásticos de turno para resolver los entuertos. La imagen es la de Fu Manchú, ese pérfido oriental de las mil y una caras que dirigía una organización secreta de siniestros sicarios, los cuales frecuentaban una inmensa red de pasadizos subterráneos; un dédalo a través del cual eran capaces de materializarse en cualquier parte del mundo. Una estructura de conexiones que escapaban al control de las agencias de seguridad occidentales que, empeñadas -ya entonces- en reforzar su cooperación metropolitana, nunca conseguían «retirar» al perverso amarillo. Un ser tan ladino y taimado que era capaz de personarse ininterrumpidamente en las pantallas de cine -año tras año durante los sesenta y en plena eclosión de las revoluciones culturales- mostrándonos siempre un rostro impasible sobre el cual se desplegaban las infinitas caretas que escondían una mente de pura maldad.

Así, nos acercamos a la cuestión acerca de qué es lo más destacable en la geopolítica de Fu Manchú. Y nos responde Poe, mago del misterio, que no es tanto el cómo han sucedido las cosas, sino en qué se diferencian de todo lo acontecido hasta el momento. Por eso, con Debord, interpretamos que el juego de poder de Fu Manchú no es explícito y no revela más que una ínfima parte de sus reglas, siendo de necios creer comprender algo a partir de las mismas y no desde lo que ocultan. Luego, Fu Manchú es un experto en ilusionismo, en algo que -según Martyn Bedford- no es más que desorientar, distraer la atención del método y dirigirla hacia un punto que aparenta ser lo más importante.

Desde el pasado setiembre, la sensación de incertidumbre se ha vuelto agobiante. De ahí esta propuesta sobre la teoría de Fu Manchú -como Feyerabend- a modo de contrainducción, enfrentándola a toda la serie de hechos firmemente establecidos por el espectáculo a fin de descubrir los principios ocultos de la contradicción. La pregunta, por tanto, deviene doble, esto es: cuál es el verdadero rostro de Fu Manchú y cuál ha sido, entonces, la última careta que lo ha velado. Y es que cuando todo es ilusión, la realidad de Fu Manchú es tan solo una anécdota dentro de la misma.

 

bilaketa