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Artículo escrito en Gaztegin el 22 de septiembre de 1995

Jakue Pascual – Sociólogo

Barrio Sesamo

No, no es de Epi y Blas de lo que quiero hablar. Ni del escándalo que han montado los retorcidos ultramoralistas yanquis porque ambos duermen en la misma cama. No sé si lo soñé o lo vi por televisión pero mi cuento es otro, trata del barrio en el que cualquiera vive y del sésamo mágico con el que se abren las puertas del futuro.

Lo cierto es que estas líneas se me antojaron cuando oí por la ETB a la directora de Emakunde decir, desde la China, que "hay que pensar globalmente y actuar localmente". Densas palabras que de inmediato me evocaron la imagen de unos situacionistas que, bailando dentro de sus tumbas, esbozaban anchas e irónicas sonrisas al ver como intentaban institucionalizar su táctica.

A nadie le interesa, y menos a él mismo, que fuera un miembro de la Internacional Situacionista, Raoul Vaneigem, quien reinventara la frasecita; pero las ideas también tienen su historia secreta. Cuando "el juego total y la revolución de la vida cotidiana se confunden", comienza el fin de las separaciones y se anticipa una nueva sociedad. Esto es lo que quiere decir "actuar localmente y pensar globalmente". No es un cambio cuantitativo, ni aritmético ni geométrico, sino cualitativo lo que desde las paredes rebeldes se viene expresando clandestinamente. Lo cualitativo como condensación de lo esencial, de lo que verdaderamente importa, de lo que realmente avanza un nuevo estadio de socialidad.

Pongamos dos ejemplos de qué es o no un cambio irreversible, uno cuantitativo y otro cualitativo. Imaginemos una universidad, privada o pública, donde se aplique el baremo cuantitativo de proporcionalidad en dos mitades, al cincuenta por ciento, entre hombres y mujeres. Qué gran logro podemos afirmar, qué gran paso en la representatividad igualitaria de los sexos. Pero qué ocurre si la demanda de puestos académicos en base a sus cualificaciones es superior por parte de las mujeres y se aplica este metraje, como de hecho ya comienza a evidenciarse en algunos lugares, simplemente que el avance cuantitativo sigue siendo discriminatorio en favor de los hombres y no contribuye para nada a la igualdad entre los sexos. Por otro lado, tomemos como ejemplo la insumisión como paso irreversible y cualitativo. Aquí podemos observar como el cambio sí es en profundidad y contribuye directamente a la génesis de una sociedad desmilitarizada. De la reivindicación del derecho a la objeción de conciencia se pasa a la adopción de la táctica insumisa. La subjetividades que se ponen en juego con este paso son tan irreductibles que inmediatamente extienden la conciencia social antimilitar muchísimo más lejos de los simples parámetros de la actividad concreta del "negarse a ir a la mili".

Hoy en Barrio Sésamo vamos a cantar la canción del 1 y el 0, de la subjetividad irreductible (1) que, en su reencuentro consigo misma, con su vacío interior (0), reasume el vínculo con una comunidad (muchos, unos, buscándose a sí mismos, ceros) abierta a los límites de lo posible, al infinito (∞). La canción de Barrio Sésamo es la del 1/0 = ∞. Esto es actuar localmente y pensar globalmente y así lo ha defendido mucha gente de nuestra tierra. ¿No será que también aquí somos parte de esa historia jamás escrita en los libros oficiales de texto...?

 

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