Inicio > Artículos > 2004 > Carne (2004-08-12)
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Jakue Pascual - Sociólogo

Carne

Cecrops anula la ciudadanía de las mujeres. Una de dos: esposa o meretriz. La autocracia impone el patriarcalismo en el mito. En un principio, la prostitución, además de dominio masculino sobre las esclavas, tiene connotaciones hospitalarias; en Babilonia las mujeres se entregan a Militia. También sagradas: devadais, vírgenes de Afrodita o Aspasia de Mileto. Todo antes de que se clausure en el convento medieval la sexualidad de Magdalena. Pero la lasitud de las costumbres permanece y el Decamerón se mofa de los poderes que fracasan en disciplinarlas, reglando las mancebías y el rol del hostalero; así, persisten prácticas de enamoradas y cantoneras usadas por clérigos y maridos. Como si el puto de Quevedo, quien a putas fía en pago de compañía, chocara con el menosprecio de Garcilaso por las pampayrunas.

Hace quinientos años que se intenta regular el comercio carnal: Se expiden licencias para casas de lenocinio, se teme al mal de San Gil y se crean hogares de arrepentidas; donde, según Xaho, continúan explotando a las infelices por otros medios.

Los higienistas irrumpen en los burdeles. Cortesanas de época: Bella Otero, Coco Chanel, Pompadour. Palancas mineras a las puertas de los tanques. Tango y prostitución. Policía corrupta. La Sociedad Varsovia a tiros con los anarquistas. Los cafíches coaccionan, como un Estado en la sombra de cabrones, la autonomía de las rameras que escupen a quienes masacran La Patagonia rebelde. Y las Mujeres Libres abren un proceso liberatorio en el interior de la prostitución.

Ahora los magistrados leen "El arte de las putas" y obligan a Eróticas Goya -pintor de la Bien tirada está- a dar de alta en la Seguridad Social a sus trabajadoras sexuales. Pero el problema de la prostitución trasciende la polémica de la prohibición o liberalización y los países europeos no se aclaran en si reprimir al cliente, al proxeneta, a la puta o convertirse ellos en rufianes. La publicidad inunda los canales. La necesidad se crea. El negocio es rentable, tiene peso en el PIB. Proliferan concursos donde la ganadora es penetrada o donde se oferta a la inmaculada mediática desvirgarse ante las cámaras. Se expanden las páginas eróticas en los diarios bienpensantes, se hace apología de la violación en internet y el turismo sexual se dispara. Un viaje al infierno para thai teens, estudiantes enjo kosai y desesperadas atrapadas en la trata de blancas. Estamos lejos de hallar un epílogo para esta cuestión y caer en la retórica del mundo nuevo es estéril, pero la libertad y el derecho a una vida digna no son valor de cambio.

 

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