Inicio > Artículos > 2003 > Devenir bisonte (2003-04-24)
E-mail Imprimir PDF

Jakue Pascual - Sociólogo

Devenir bisonte

Era el año de la tregua y me dirigía a mi cita con el megalitíco celta cuando, por el teléfono, oigo la voz de un redactor de GARRA: -¡Oye!, han llamado de Erne y quieren invitaros a una tertulia. -¿Los del sindicato de la Etzaintza? -Parece que han leído 'El juguete de Mari' y, como citáis a Oteiza, desean vuestra presencia. El estará allí. Y así me dirigí, con Alberto Peñalba, a conocer a quien desocupara la esfera. Sabíamos que sería una ocasion para sus opiniones. De hecho, habíamos iniciado un estudio estético del lauburu, jugando con las fractales entre los bordes del cromlech y con el intercambio de tiempos en el laberinto del espacio hipertextual, para así proceder a la ocupación de huecos del hueco.

Y allí estaba Oteiza, como un patriarca animal. Se tronchaba de la revolución de café que le planteaban los ertzainas. Nosotros empezábamos a preguntarnos qué pintábamos en medio de ese escenario surrealista, salpicado de invectivas y exabruptos que el escultor del cromlech profería salvajemente, a modo de un personaje con copa y puro del Cabaret Voltaire, cuando Oteiza descubrió el ejemplar que le habíamos dedicado. -¡Qué sexual!, exclamó señalando la cabra que, en forma de «eme» se balancea en la portada. Acto seguido, elogió la autoctonía de nuestras protuberancias nasales, las cuales consideraba que debían propinar buenos picotazos. A mí me dijo que era como un cóndor y a Alberto le llamó Lizardi. Era el chamán quien en su devenir de gran bisonte blanco nos proponía sus visiones. Porque no hay nada extraño ni loco en el tótem -ya nos lo advierte nuestro psiquiatra Guattari- cuando se han conocido niñas yeguas, magos trasmutados en espirales de txalaparta, reyes robles o capitanes que guían su trainera corno delfines a proa. Yo mismo me había visto corno una pequeña águila que, desterritorializada, escruta analíticamente el horizonte; pero nunca como la rapaz gigante del altiplano. Tampoco mi colega entendía porqué se le asociaba a un poeta.

Las respuestas llegaron trabajando sobre la ciencia ficción y la relación entre las vanguardias artísticas del siglo XX. Nos topamos con Oteiza en medio de una detournement por el paso del noroeste. Encontrando Alberto vivienda en una casa denominada Lizardi, mudando en nuevo el viejo mairubaratza de la profecía. Mientras el que suscribe redefinía, con el aimara Sebastian, la estética de la Internacional Aborigen, como confluencia en la periferia de tribus ancestrales y metropolitanas. La visión de Oteiza se iba cumpliendo...

 

búsqueda